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sábado, 5 de diciembre de 2009

SER MADRE Y SEGUIR VIVIENDO...

Se puede ser madre y seguir viviendo... de otra manera.

Tener un hijo no implica solamente renunciar a cosas deseadas – trabajo, amigos, viajes... – sino reformular los deseos propios y de la pareja, en función de otros objetivos de vida.

Cuando uno decide tener un hijo, decide un cambio radical en el modo de vivir y en el modo de ser...Es una experiencia tan intensa y profunda que modifica nuestra identidad y nuestra realidad para siempre.
Como mujeres, sabemos o intuimos que eso es así. Que nuestros cuerpos no volverán a ser los mismos. Nuestra pareja tampoco. Nuestra cotidianeidad, menos.

Para algunas mujeres, tener un hijo significa enriquecer la vida y ampliarla. Para otras, sin embargo, despierta una especie de claustrofobia. Es como subirse a un tren del que no se puede bajar. La maternidad es un viaje de ida.
Y para la mayoría, suceden ambas cosas, y lo que prima es la ambivalencia. Deseo y temor. Anhelo y ganas de salir corriendo. Deberes y derechos mezclados.

No somos seres simples. La vida es vida en el conflicto, y nuestra tarea como seres humanos consiste en negociar constantemente entre múltiples (y encontrados) deseos, deberes, presiones sociales, exigencias del mundo externo. Si no se trata del conflicto maternidad vs. carrera, o maternidad vs. pareja, igual habrá algún otro conflicto que enfrentar. Nuestra madurez se va construyendo en función de la mayor o menor creatividad e inteligencia (emocional y de la otra) con que resolvemos esos conflictos. Y cuánto vamos aprendiendo también de nuestros errores, cuánto nos animamos a cambiar.

El supuesto conflicto entre ser madre “o” ser independiente puede pensarse de otro modo: se debería ser independiente para ser madre. Independiente en términos de autonomía, de capacidad de autoabastecerse y autosostenerse, de nutrir y hacer crecer la propia vida, de vincularse amorosamente con la pareja, con otros, con una misma. Y muy especialmente, de establecer relaciones de intimidad real, pero sin perderse en ellas.

En realidad, este aprendizaje va desplegándose y completándose también gracias a la relación con los hijos. Quizás la sociedad hoy nos sugiera que perdemos cosas importantes al tener hijos. Por nuestra cuenta nos toca descubrir cuánto ganamos.