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martes, 8 de mayo de 2012

APRENDER A PEDIR: I. Qué es pedir?

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Mateo 7:7,8



I.  ¿QUÉ ES PEDIR?...

 Es, aparentemente, un acto pequeño, un acto lingüístico, algo a lo que estamos tan acostumbrados que no parece necesario pensar en ello, es simplemente algo que se dice, palabras...
 Sin embargo, es una herramienta muy poderosa, una acción transformadora de la realidad, algo que hacemos hablando, que el lenguaje nos posibilita.
Reflexionemos... ¿cuándo pedimos ?... Cuando queremos o necesitamos algo y suponemos que eso no va a suceder por sí mismo mientras los sucesos se desarrollen como vienen. Por ejemplo: quiero hojear esa carpeta o aquel libro, y estás mucho más cerca de ellos que yo, que tengo además el café en la mano y no puedo levantarme. Sé que no van a venir volando hacia mí, y dudo que me los alcances sin saber que los quiero. Entonces te los pido.  Y resulta que – si aceptas -  carpeta o libro, llegan a mis manos.
O bien, yo necesito que mi prima esté mañana en casa a las cuatro de la tarde para que conversemos. Sé que ella no tiene pensado venir a esa hora por acá, que seguramente tiene otras cosas que hacer. Entonces le pido que venga: mañana, acá, a mi casa, a las cuatro de la tarde, para que conversemos. ¿No es interesante que el pedido pueda conseguir que eso suceda?
Podríamos  advertir que hay casi una magia en ese hecho lingüístico: algo que no iba a suceder,  algo que necesitábamos o queríamos, sucede.
Desde tiempos inmemoriales, el pedido ha sido considerado como un acto tan poderoso que pone en contacto con Dios: “Pedid y se os dará”.
Tanto en el plano de la vida cotidiana como en el ámbito religioso puede ocurrir que nuestros pedidos no sean satisfechos... Y esa es una de las claves para comprender este tema: que cuando pido algo, me estoy exponiendo tanto al SÍ como al NO. Si solamente admito un SÍ, estaba dando una orden. Dar una orden convierte el vínculo en una relación asimétrica.
Si cambiamos “pido” por otro verbo, estamos realizando otra acción. Y, con ello, estamos definiendo la situación y la relación de una manera diferente.   Imaginemos cómo cambia la conversación, el tono del intercambio, la escena si ruego, solicito, exijo, ordeno, invito, sugiero, demando o propongo...
Cada modo de decirlo es un modo distinto de actuar. Cada una de estas maneras de demandar dirigen a una acción, pero de diferentes modos. En algunas hay más lugar para el NO que en otras. Nos paran de diferente forma en el mundo: definen nuestra identidad. Por ello, no son inocentes. Y corresponden a distintos vínculos y relaciones:  si le ruego a alguien, por ejemplo, estoy haciendo una petición, pero además le estoy diciendo al otro que él/ella tiene todo el poder, y yo no tengo desde donde negociar, no tengo algo que ofrecer a cambio o un elemento de presión. Sólo puedo depender de su buena (o mala) voluntad. En cambio si exijo u ordeno, también hago una petición o una demanda, pero claramente el poder o la autoridad están de mi lado.  En el caso de invitar, proponer, sugerir, estoy peticionando y a la vez estoy dando a entender que la otra persona y yo estamos en situaciones equivalentes, y que el otro tiene clara  libertad para responder.

 Por supuesto, no basta con las palabras que empleamos. El tono y las expresiones, y el contexto dentro del cual se habla demuestran y a la vez definen cómo uno ve al otro, y, por lo tanto, cómo estamos juntos en el mundo. Esto incluye lo que uno dice y cómo lo dice, tanto como lo que el otro escucha y lo que acepta o no acepta. Alguien puede usar palabras muy dulces pero en un tono amenazante o apuntando un arma hacia mí ...
Un pedido es una proposición, pero no sólo de que algo suceda, sino de que suceda de cierto modo entre nosotros. Implica distintos modos de participación en la relación. En el acto de pedir estamos inventando formas de estar juntos en la vida.

Una relación puede evaluarse en función de cómo circulan los pedidos, y también los ofrecimientos  y las promesas entre sus miembros.

SL (c)

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